domingo, 1 de marzo de 2020


EL TIEMPO DE CUARESMA

El Tiempo de Cuaresma es el mejor momento para el encuentro personal del hombre consigo mismo y con Dios.

 Para ello la Iglesia nos invita a:
      Intensificar nuestra vida de oración.
   Vivir el espíritu de penitencia.

MODOS CONCRETOS DE VIVIR ESTE ESPÍRITU:
Guardar el ayuno y la abstinencia.
Confesarse y Comulgar.
Asistir a  Misa a diario, siempre que podamos.7
Meditar la Pasión del Señor con el ejercicio del Vía Crucis.
Hacer algún sacrificio.
Visitar algún enfermo.
Dar alguna limosna.
Vivir la caridad cristiana.

COMENZAMOS LA CUARESMA


Estas breves reflexiones sobre la cuaresma que vas a encontrar, espero te ayuden para vivir un poquito mejor el espíritu cuaresmal que nos pide la Iglesia.

Hoy comienza el tiempo litúrgico de la Cuaresma.

Comenzamos con el rito de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas.El sacerdote cuando nos la impone pronuncia las palabras:

"ACUÉRDATE QUE ERES POLVO Y AL POLVO VOLVERAS"

o estas otras:

"CONVERTIOS Y CREED EN EL EVANGELIO".

 Miércoles de Ceniza, día de abstinencia y ayuno, inicio de Cuaresma, tiempo de arrepentimiento.

En el Miércoles de Ceniza abrimos nuestro espíritu y lo preparamos para recordar la Pasión, muerte y Resurrección
de Nuestro Señor.

Miramos hacia nuestro interior y meditamos acerca de nuestros pecados, y con un profundo arrepentimiento esperamos la Resurrección de nuestro Señor.
En éste día la Iglesia pide hacer penitencia guardando el ayuno y la abstinencia.

Una buena práctica puede ser:

                 Abstenernos de hablar mal del otro.

                 De pensar tanto en nosotros.           

                 De sentir rencor por alguien.

Así nuestro ayuno físico, se convertirá en un ayuno total;         al vaciar de nuestro espíritu todo lo que nos tiene llenos de vanidad, orgullo, rencor, etc...

Es momento de acoger el Evangelio, de arrepentirnos y de saber que Jesús nos ama y que únicamente espera nuestro amor y arrepentimiento, preparémonos en ésta Cuaresma para la Resurrección de nuestro Señor en nuestros corazones.